Por
ese
buen
hacer
a
lo
largo
de
varias
décadas
de
oficio,
son
muchas
las
personas
que
coinciden
en
que
es
un
privilegio
tener
una
gaita
suya,
y
los
que
a
las
claras
dicen
que
los
instrumentos
de
Alberto
por
su
calidad
tímbrica
y
tonal
son
auténticos Stradivarius.